The Square – Impresiones

El Cuadrado es una obra de arte que se exhibe en un museo de Estocolmo. El protagonista lo describe como “un santuario de confianza y cariño. En él todos compartimos los mismos derechos y obligaciones”. Mientras tanto en otra escena, un artista toma el rol de hombre incivilizado e intenta interactuar con gente civilizada en una cena de gala del mismo museo. El hombre es rechazado e incomprendido de forma casi natural, posiblemente con la intención artística de comprobar que no siempre es posible empatizar con el prójimo, sacando a flote nuestro lado deshumanizante. ¿Y cómo es que este museo termina contradiciendo su propia ideología? Pues, The Square expone esto en una comedia negra que despedaza la apreciación del arte, revelando las actitudes más desagradables de la sociedad moderna.

¿De qué trata?

Christian es dueño de un museo que ha cambiado de dirección para convertirse en un espacio abierto a distintas vertientes del arte. Aquí es cuando aparece El “famoso” Cuadrado, una obra argentina que, como mencioné anteriormente, amenaza con ridiculizar y despedazar a sus personajes en un ambiente que en vez de velar por la idea de compartir y ayudar al prójimo, evidencia muchos de los problemas de la sociedad moderna, empezando por el mismísimo y terrible protagonista.

Lo Bueno

El director de origen sueco, Ruben Östlund, nos muestra una forma muy particular de adentrarse en los personajes, con una cámara que se mantiene muy apegada a cada uno de ellos para ponernos en situaciones bastante incómodas y ridículas, siempre con la intención de mofarse de los ideales de los personajes.

Para dar ejemplos, vemos constantemente tomas de indigentes en las calles siendo ignorados por la gente, mientras que mucha de esta gente aprecia un arte que habla de la ayuda al prójimo. El mismo cuadrado es sustituido por una vieja e histórica estatua con mucha indiferencia e ironía, ironía porque más adelante aparece Christian relatando a sus hijas sobre cómo el mismo cuadrado recordaba a los viejos tiempos de su padres cuando los unos se ayudaban a los otros. Podría continuar con un montón de escenas hilarantes, pero entre menos sepan de la película, mejor se disfruta.

Östlund juega mucho con el hecho de que Christian es una figura pública y debe acudir a que otros le ayuden para evitar involucrarse en problemas, esto sólo crea más caos en su vida y detonantes que ayudarán a este miserable protagonista a cambiar de actitud.

Su excelente guión y edición logran plasmar problemas actuales de la sociedad con buen humor y mucha sutileza. Problemas como el amarillismo, los prejuicios entre distintos estratos sociales, la ridiculización de las redes sociales como un mal necesario, la amistad, el amor no correspondido y muchos otros.

Lo Malo

Nuevamente y salvo excepciones, no soy partidario de las largas duraciones en las películas. Esta en particular dura 2 horas con 20 minutos y siento que esos 20 minutos extra de mi estándar si afectan un poco su ritmo. Muchas escenas se alargan al propio para incomodar al espectador con el protagonista, sin embargo, considero que queda muy clara su forma de ser y están de más. Quizá es una decisión de Östlund de exponer la realidad, de que quizá no siempre ayudar al necesitado sea la mejor idea, o que quizá un poco de honestidad hubiera solucionado el conflicto amoroso de Christian, todas estas escenas nos comunican que eventualmente puede pasar y no siempre seremos honestos ni rígidos con nuestros ideales y deseos.

Veredicto