JoJo’s Bizarre Adventure: Phantom Blood – Impresiones

JoJo’s Bizarre Adventure: Phantom Blood es corta y está llena de acción pero, ¿puede mantener la calidad que los fans de JoJo esperan?

¿De Qué Trata?

En esta historia seguimos al joven Jonathan Joestar, el primer JoJo, un joven descendiente de la nobleza quien por alguna razón posee una máscara antigua. En el mundo de JoJo Bizzard Adventure la máscara representa un mal ancestral que brinda poder e inmortalidad.

Cuando los Joestar abren sus puertas a un desconocido y lo aceptan como un nuevo miembro de la familia, se generará una rivalidad peligrosa, la cual empeorará cuando el nuevo miembro de la familia, Dio Brando, encuentra el poder de la máscara y lo utiliza, dando así el inicio a un conflicto que perdurará por generaciones.

Lo Bueno

Todo el mundo de JoJo’s Bizarre Adventure empieza en Phantom Blood. Jonathan Joestar es un caballero hecho a la antigua, honesto, amable, buena gente y puro. Por otro lado, Dio Brando, el villano principal, está moldeado con tanta atención a los detalles que es natural odiarlo y quedar con ganas de ver si recibe su merecido.

En el desarrollo de la historia aparecen “poderes” en los personajes principales como el Hamon, la disciplina de respiración consciente que empodera artes marciales utilizada por Jonathan Joestar y su maestro William Anthonio Zeppeli. La contraparte del Hamon es el vampirismo, el cual es otorgado por la máscara. Al principio el vampirismo solamente presenta alta regeneración, inmortalidad, y agilidad. Pero si esto no fuera suficiente, Dio logra controlar la temperatura y líquidos de su cuerpo dando habilidades de congelación y ojos de rayos láser. Esto hace que la evolución de Dio como el superior vampiro se establezca.

El diseño de los personajes es muy estilizado y hasta raro. Personajes coloreados con tonos opuestos bajo un patrón superpuesto en la escena son comúnes para dar un toque dramático a los monólogos. Las líneas de sombra siempre están presentes hasta encima de los personajes. Los efectos de sonido en kanji corren por la pantalla. Realmente toma su rato acostumbrarse pero al fin y al cabo, esto da a la serie entera su resplandor.

Aunque no tiene mucha variedad en su banda sonora, la favorece al mantener el ambiente victoriano con música clásica. Los momentos de tensión se marcan fácilmente con solo un instrumento de cuerda. La canción de introducción, empoderada con gritos de guerra, resume el arco en su animación sin arruinarla. En los últimos episodios de este arco, la animación de la canción muestra un fin dinámico en una escena que ya se presentó en episodios anteriores.

Las canciones de cierre son canciones de bandas ochenteras populares (de hecho los personajes de la saga son nombrados con base en bandas y canciones populares también). Este arco tiene la canción Roundabout de la banda Yes y cabe bien con Phantom Blood.

Lo Malo

Después del primer episodio, sentí que la única motivación para seguir mirando la serie fue el odio por Dio, lo cual no es razón normal para ver una serie. Al inicio todo se trata de las desgracias en la vida de Jonathan por causa de Dio, y aunque esto nos pone a reflexionar sobre el efecto de las malas acciones de un matón, nos presenta la dirección que va a tomar la serie, siendo estos eventos los que van a marcar las futuras generaciones. Esto puede alejar a muchos de esta serie.

Jonathan Joestar jamás va a sobresalir en los recuerdos de los fanáticos excepto por el hecho de ser el primer JoJo, pues no hay tiempo para la misma atención al detalle que experimentamos con otros JoJos. Es un arco de 9 episodios. Además, Jonathan es un chico bueno y rico que solo quiere vivir su vida en paz. Es una meta en que muestra su convicción y persistencia, pero como audiencia no es algo emocionante. Añaden un villano bien creado y que sobresale, por lo que Jonathan se ve opacado.

El destino de los Joestars no se define con el fin de Phantom Blood; este más bien siembra las raíces para marcar el destino de las siguientes generaciones de esta familia. Lástima que el arco en sí no termina de forma satisfactoria pues se siente algo forzado y desbalanceado.

Veredicto